miércoles, 1 de enero de 2014

Cuestionamiento

* Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.
Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón
Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.*
Lucas 2, 16-20


Dulce Niño de mi corazón: Haces renacer mi corazón en cada Navidad, a pesar de los muchos achaques que últimamente me acosan.
Hoy, al releer la Palabra del día, muchas preguntas se agolparon en mi ser.
Los pastores contaron a María, José y seguramente a otros vecinos que habían acudido al oír el llanto del niño o el alborozo recatado de José, las maravillas ocurridas ante sus ojos cuando pastoreaban sus rebaños en la soledad del campo o de los riscos y, estoy segura, esto lo deben haber repetido cientos, millones de veces a lo largo de sus vidas, a tiempo y a destiempo, a todo aquél que les quisiera escuchar y a riesgo de que les llamaran locos o que los soldados de Herodes les persiguieran. Entonces comenzaron mis cuestionamientos.  Y yo ¿doy testimonio de tu accionar en mi vida? ¿acerco tu Palabra a quienes están alejados de Ti? ¿corro a contemplarte y adorarte como ellos lo hicieron? ¿medito en mi corazón tus Palabras, tu accionar, tus silencios como lo hacía María? ¿alabo y glorifico a Dios, agradeciendo por haberte pronunciado? 
Y verdaderamente, Jesusín, llego a la conclusión que no hago lo que debiera, por eso te pido ayuda, una vez más, para que el año que comienza hoy me encuentre mejor dispuesta  y con más perseverancia para seguirte. Amén