* Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
"¿Crees en el hijo del hombre?". Y el ciego preguntó:"¿Y quién es, Señor, para que crea en Él?". Jesús le dijo: "Lo estás viendo: es el que está hablando contigo". Entonces el hombre le dijo: "Creo, Señor". Y se postró ante Jesús.
Juan 9, 1.6-9. 13-17. 34-38
Señor mío, también me enviaste a la piscina de Siloé que para mí fue el corazón de María de Nazareth, tu Mamacita, también te he visto, con los ojos del alma; y como el ciego recién curado repito "Creo, Señor" y me postro ante Ti. Ayúdame, te ruego, a mantener mi mirada diáfana al mirar a mis herman@s, ayúdame a no prejuzgar, como lo hicieron los fariseos, ayúdame a verte en cada pequeño milagro cotidiano, en mi vida y en la de los demás. Amén.