*En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: " Habéis oído que se dijo `Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo´. Yo, en cambio, os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen..."
Mateo 5: 43-44
Señor mío y Maestro mío: sólo por tu Gracia no conozco el odio a nadie ni a nada, pero sí he sentido el dolor de la persecución por parte de otras personas, o la incomprensión, o que juzgasen mi modo de ser o de vivir y reconozco que al principio me costó mucho rezar por ellas. Y luego a medida que la dimensión de tu amor se abría espacio en mi corazón me fue cada vez más sencillo hacerlo y ¡oh, maravilla de las maravillas! junto a la oración desapareció el dolor por la afrenta.
Una vez más: Gracias, Señor Amado y cómo bien dijera mi querida Santa Madre, Teresa de Jesús, "sólo se trata de amar mucho."
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