*Después, Jesús, dijo a la gente: "Eviten con gran cuidado toda clase de codicia, porque aunque uno lo tenga todo, no son sus posesiones las que le dan vida".*
Señor mío y Dios mío: A veces solemos pensar en las riquezas, según las ve y determina el mundo, y de esas soy carente. Pero nunca pensamos en las fundamentales, las espirituales. Y sucede que en oportunidades la avaricia de tales bienes también pueden llenar el alma. Podemos atiborrarnos de amistades, de conocimientos...¡de Dios! y luego mezquinamos escandalosamente dichas posesiones. Líbrame, Jesús de mi alma, de caer en esa trampa, que todo lo que tenga siempre esté dispuesta a compartir, especialmente lo que considero el más importante y único real tesoro: Tú. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario