Señor mío: he vuelto. Tú me conoces, amor mío, y creo que meneas un poco la cabeza, como hacen los padres con sus hijos desobedientes, y me abres nuevamente tus brazos, como si me hubiera marchado por un ratito,¡Gracias, Dios y Todo mío!
También me has sanado y no de una dolencia, sino de muchas. Dame fuerzas y voluntad para actuar como la suegra de Pedro.
Te amo.
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