Señor mío: Tú lo sabes bien. La vida te va llevando por rumbos que a veces no son los que elegimos y, a veces, te toca ser el ave insignia de la bandada. Y también conoces nuestros "egos"; por favor concédenos la gracia tan especial de no olvidar que somos guías sólo por un tramo, al cabo del cual, volvemos a ser los últimos. Gracias, te amo.
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