domingo, 27 de abril de 2014

¡Señor mío y Dios mío!

*Después (Jesús) dijo a Tomás: "Pon aquí tu dedo, aquí están mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe".
Tomás respondió: "Señor mío y Dios mío". 
Jesús replicó: "Crees porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".*
Juan 20, 27-29


Mi Señor, Mi Dios, mi Todo. Gracias por la fe que has depositado generosamente en mi corazón. Gracias por haberme mirado. Gracias Señor, por tu infinita Misericordia. Sigue, Dulcísimo Jesús, llamando con insistencia a los Tomases del mundo de hoy, que son muchos, y danos a nosotros
 tus siervos inútiles, las gracias suficientes para ser los portadores de tu Palabra y tu Amor. Amén




sábado, 26 de abril de 2014

Falta de fe

* Por último, Jesús, se apareció a los once discípulos mientras comían, y los reprendió por su falta de fe y por su dureza para creer a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo:
" Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación".
Marcos 16, 14-15


Aún hoy, Señor mío y Dios mío, resuena tu mandato en el corazón de todos los cristianos y, también, aún hoy no creemos. Sí, no creemos en tu palabra. Sabemos que estás resucitado junto al Padre que está en los cielos, sabemos que estás presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en el Santísimo Sacramento, sabemos que estás presente durante la absolución que recibimos en la Reconciliación, toda, toda la Enseñanza la conocemos bien, pero... ¡Señor, nos falta fe en nosotros mismos para ir a predicar las maravillas que haces en cada uno de nosotros! Con eso sólo bastaría, puesto que tu Misericordia nos ha rescatado a la mayoría y gozamos de la gracia que nos concedes, pero nuestros labios enmudecen por temor a no ser apropiados para contar la Buena Nueva, olvidando que no somos nosotros quienes hablamos, sino el Espíritu Santo en nuestros labios y corazón, olvidando que a nosotros sólo nos corresponde arrojar la semilla, que de hacerla echar raíces y luego crecer transformándose en flor que perfuma tus altares celestiales sólo es tarea tuya. ¡Oh Señor!, mañana es Domingo de la Divina Misericordia, por favor derrámala en nosotros y aumenta nuestra fe, para que no hablen las piedras sino nosotros. Amén.








viernes, 25 de abril de 2014

Vengan a comer

* ... Entonces Jesús les dijo: "Vengan a comer". Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle quién era, pues sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo repartió.
Juan 21, 1-14


Señor Jesús, yo también te reconozco en el Santísimo Sacramento, cada día al tenerte frente a mí, y recibo de tu mano el Alimento Vivo que es tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Y disfruto esos breves momentos en que te quedas corporalmente en mi corazón hasta que te transformas en parte mía y me llevas a la Vida Eterna, pues bien dijiste "El que come mi Cuerpo y bebe mi Sangre TIENE la Vida Eterna."




viernes, 18 de abril de 2014

Mi beso de Judas

* ...Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allí con faroles, antorchas y armas...*
Juan 18, 3


Jesús, Señor mío, Dueño mío: Perdón por todos los besos traidores que te di  las veces que no tendí mi mano a quien esperaba de mí, sin ver que eras Tú; por las veces que te ensucié al hacer o pensar comentarios desagradables sobre alguien; por las veces que con gestos malhumorados
te alejé a al desairar a quienes esperaban mi amor maternal; por las veces que manché mi alma, que es tuya, con mentiras; por las veces que dije sí cuando era no y viceversa, haciendo caso omiso a "Que tu sí sea sí y tu no, no" (Mt.5:37) dando paso al maligno para que obrara en mí; perdón Señor por todos mis besos de Judas que tantas veces deposité en tu mejilla. Perdón, Señor, perdón. Amén 



lunes, 14 de abril de 2014

Telarañas

* Seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Allí le invitaron a una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. 
María, tomando una libra de perfume muy caro, hecho de nardo puro ungió los pies de Jesús y luego se los secó con sus cabellos, mientras la casa se llenaba del olor del perfume.
Judas Iscariote, el discípulo que luego entregaría a Jesús, dijo: "Ese perfume se podría haber vendido en trescientos denarios para ayudar a los pobres"... Pero Jesús le dijo: "Déjala, pues lo tenía reservado para el día de mi entierro. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre".*
Juan 12, 1-11


Mi Sumo Bien: Esta palabra me ha movido hacia dos puntos diferentes. Por un lado cuántas veces, en lugar de atender a quienes me rodean y me necesitan, doy prioridad a las obligaciones diarias y no atiendo sus reclamos silenciosos por cumplir con ellas, y luego lamento el no haberles atendido en el momento oportuno, siendo alguna vez demasiado tarde.
Y el otro pensamiento me surge al pensar que también esperas mi recipiente de alabastro, que es mi alma, roto a tus pies y yo en lugar de verterlo en ellos lo guardo para más tarde sin ver que de esa forma sólo junta tierra y no produce aromas que perfumen tu corazón. 
¡Oh, Señor! cuán ciega suelo ser, perdóname por piedad y quita de mi las telarañas que me aprisionan. Amén



domingo, 13 de abril de 2014

Perfume de santidad

*... Jesús llegó con sus discípulos a una propiedad llamada Getsemaní, les dijo: "Quédense aquí, mientras yo voy allí a orar".
Y llevando con Él a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse. Entonces les dijo: "Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí, velando conmigo".
Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: "Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya".
Después volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo. Jesús dijo a Pedro: "Es posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera una hora?  Esté prevenidos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil".
Se alejó por segunda vez y suplicó: "Padre mío, si no puedo pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad".
Al regresar los encontró otra vez durmiendo, porque sus ojos se cerraban de sueño. Nuevamente se alejó de ellos y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.


Tintoretto .  La Oración en el huerto de Getesemaní


Señor Amado: ¿cuántas veces he repasado, rezando el rosario, este misterio ¿cientos? ¿unos miles tal vez? Y, sin conocer esta pintura, me imaginaba lo mismo que puso el pintor en la tela: Tú, el alma hecha añicos, pidiendo a nuestro Padre que pasara el cáliz... pero que se haga siempre su Voluntad.  Lógicamente se aplica a tu dolorosa Pasión. Sin embargo, en mi mente y mi corazón, que siempre aspiran a estar allí invisibles rezando el Rosario para que al oír el nombre de María sientas alivio el milésimo de segundo que dura su sonido,  se me representa que la amargura que Tú no quisieras beber es el tener que ver pasar bajo tu mirada las traiciones horrorosas que hacemos al Padre Altísimo, nosotros, sus hijas e hijos pecadores, los cuales a la inocencia de tu alma y de tus ojos debieron ser las más inimaginables asquerosidades. 
Ese, para mí, es el cáliz ponzoñoso y quisiera, como pensaba hoy durante la lectura de la Palabra del Domingo de Ramos, poder llevarte el perfume de santidad que exhala tu dulce Mamá y envolverte en él, para que aspirándolo sintieras que ella te envolvía en su regazo como cuando eras pequeño y perfumaba tu alrededor con su aroma de pureza. ¡Cómo quisiera, Señor mío, Dueño mío, poder hacer ésto.