sábado, 26 de abril de 2014

Falta de fe

* Por último, Jesús, se apareció a los once discípulos mientras comían, y los reprendió por su falta de fe y por su dureza para creer a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo:
" Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación".
Marcos 16, 14-15


Aún hoy, Señor mío y Dios mío, resuena tu mandato en el corazón de todos los cristianos y, también, aún hoy no creemos. Sí, no creemos en tu palabra. Sabemos que estás resucitado junto al Padre que está en los cielos, sabemos que estás presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en el Santísimo Sacramento, sabemos que estás presente durante la absolución que recibimos en la Reconciliación, toda, toda la Enseñanza la conocemos bien, pero... ¡Señor, nos falta fe en nosotros mismos para ir a predicar las maravillas que haces en cada uno de nosotros! Con eso sólo bastaría, puesto que tu Misericordia nos ha rescatado a la mayoría y gozamos de la gracia que nos concedes, pero nuestros labios enmudecen por temor a no ser apropiados para contar la Buena Nueva, olvidando que no somos nosotros quienes hablamos, sino el Espíritu Santo en nuestros labios y corazón, olvidando que a nosotros sólo nos corresponde arrojar la semilla, que de hacerla echar raíces y luego crecer transformándose en flor que perfuma tus altares celestiales sólo es tarea tuya. ¡Oh Señor!, mañana es Domingo de la Divina Misericordia, por favor derrámala en nosotros y aumenta nuestra fe, para que no hablen las piedras sino nosotros. Amén.








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