*Mientras tanto el publicano se quedaba atrás y no se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: " Dios mío, ten piedad de mi, que soy un pecador"...
Lucas 18, 13
Lucas 18, 13
Mi Señor, mi Dios, mi Amado: Si acaso este pobre hombre se hubiese animado a alzar sus ojos ¡Cuánta luz en la dulzura de tu misericordiosa mirada habría hallado! Tanta como hallé, cuando al fin retomé el camino a Casa. Ah, si pudiera saldría a los caminos gritando: "Alcen los ojos al Cielo, busquen la mirada de Dios! y entonces, Señor, ¡cuánta gente más feliz habría!
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