Juan 13, 13-15
Señor y Maestro mío: Con tu Sangre Divina lavaste mi corazón, mi alma, mi entendimiento, memoria y mi voluntad, dejando todo bien. No puedo retribuir tu amor más que con amor, así que te ruego infundas en mi pobrecito corazón la riqueza del tuyo, para que yo pueda servir con auténtica caridad a todo aquél que me necesite. Amén
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