jueves, 26 de febrero de 2015

Dame, Papaíto, dame...

Padre mío que estás en los cielos y en mi corazón, confiada totalmente en la Palabra de tu amado Hijo y Señor nuestro, me animo a pedir: dame un corazón de niña, capaz de amar por igual al santo y al que no lo es, al que me ama y al que me odia, al que me recuerda y al que no lo hace, al amigo y a quien no lo es. En fin Padre, que sepa amar como aman los pequeños.
Gracias, Papaíto. Te adoro y alabo.



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