martes, 5 de marzo de 2013

Adherencias

*"... Y hasta tal punto se enojó el señor que lo puso en manos de los verdugos, hasta que pagara toda la deuda." Y Jesús añadió: "Lo mismo hará mi Padre Celestial con ustedes, a no ser que cada uno perdone de corazón a su hermano."
Mateo 18, 34-35

Señor mío y Dios mío: Hace una buena cantidad de años atrás, en una conversación me mostraste una imagen de una pileta de patio muy sucia, con grasa y mugre de mucho tiempo y una mano que la limpiaba sacando totalmente lo grueso. Ante mi interrogación sobre que significaba, me hiciste entender que si bien parecía limpia, si miraba el agua que por ella pasaba desprendía aún grasitud, al par que notaba que en sus paredes tenía costra de suciedad pegada. Me comentaste que mi corazón al igual que la pileta,  había recibido una gran limpieza pero que aún conservaba "adherencias" y que había que hacer un largo y fino trabajo para desprenderlas. Yo no sé, Jesús Amado, si está limpia de ofensas y rencores que no alcanzo a distinguir, por eso te suplico, dame la gracia de volver a ver mi "pileta de patio", puesto que Tú si la ves, para seguir fregando a conciencia. Muchas veces te he dicho que he perdonado si alguna vez me han dañado pero, Señor, bien sabes cuán propensos somos a no ver lo que no queremos ver. 
Y, mi muy amado Papacito, gracias por tu infinita misericordia para con esta creatura tuya.



No hay comentarios:

Publicar un comentario