sábado, 13 de abril de 2013

Navecilla al garete

* Al llegar la noche, sus discípulos bajaron a la orilla y, subiendo a una barca, cruzaron el lago rumbo a Cafarnaúm. Habían visto anochecer sin que Jesús se hubiera reunido con ellos, y empezaban a formarse grandes olas debido al fuerte viento que soplaba. Habían remado como unos cinco kilómetros cuando vieron a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y se llenaron de espanto. Pero Él les dijo: "Soy yo, no tengan miedo".
Quisieron subirlo a la barca, pero la barca se encontró enseguida en la orilla adonde se dirigían.
Juan 6, 16-21



Mi Señor, mi Dios, mi Todo: ¡Cuántas veces inicié el camino, ya no sin esperarte, sino sin Ti! ¡Cuántas veces, impotente ante los embates del mar de mi vida, clamé tu Nombre santo, aún sin conocerte casi! Y siempre acudiste en mi busca para socorrerme, y mi frágil barquilla llegaba a la orilla sin que yo supiera cómo. Ya no parto más sin tu Presencia, pero si alguna vez llegara a hacerlo, Jesús, deténme de inmediato y hazme volver a Ti antes que me convierta en una navecilla al garete. Yendo Contigo es la única manera de arribar a puerto seguro. Gracias por escuchar mis súplicas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario