jueves, 30 de mayo de 2013

Arrojando el manto...

(...) Bartimeo, al enterarse que era Jesús el que pasaba, empezó a gritar: "Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí." (...) Jesús se detuvo y dijo: "Llámenlo", así lo hicieron y él arrojando el manto, se puso de pie de un salto y se acercó a Jesús, quien le preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti?" El ciego respondió: "Maestro, que vea". Entonces Jesús le dijo: "Puedes irte, tu fe te ha salvado." Al instante pudo ver y siguió a Jesús por el camino.
Marcos 10: 46-52


Señor mío, ten compasión de mi. Espíritu Santo de Dios auxíliame. Concédeme la fuerza y la fe de Bartimeo. Él no vaciló en desprenderse de su único hogar, su riqueza, su refugio; tiró el manto sin pensarlo y olvidándose de su ceguera pegó un salto para llegar a Jesús. 
Que yo sea capaz de desprenderme de todo absolutamente, y sea rápida y decidida en seguirlo, para decirle desde el fondo de mi alma: "Juntos andemos, Señor". Amén





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