lunes, 28 de enero de 2013

"En verdad les digo...

Se les perdonará todo a los hombres, ya sean pecados o blasfemias contra Dios, por muchos que sean. En cambio el que calumnie al Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón, pues se queda con un pecado que nunca lo dejará." 
Marcos 3, 28-29


Señora y Madre mía: tú, que eres la Ventana Florida por la cual entramos al cielo los pecadores y que eres la Omnipotencia Orante, la que diste tu sí por purísima fe, la que obtuviste de tu Hijo el primer signo de su Poder, la que le acompañaste al pie de la Cruz dándole fuerzas con tu presencia en ese doloroso trance, Madre, no te canses de implorar por esos hijos tuyos que vuelven la espalda al arrepentimiento, a la gracia de la reconciliación con el Altísimo, a los que no creen que, en el Nombre de Dios, un sacerdote puede perdonar sus errores y nunca se acercan al confesonario, hasta el último momento intercede por esas almas para que sean abiertas al soplo del Espíritu de Dios, para que les purifique con su Presencia y les libre de las cadenas eternas. 
Y gracias, Madre del Amor Hermoso, pues por tu gracia recibí Misericordia, por tu gracia ingresé a tu Orden y por tu gracia, Jesús derramó su infinito amor en mi alma y en mi vida. Amén



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