jueves, 28 de febrero de 2013

Tú me necesitas

Jesús dijo a los fariseos: " Había un hombre rico, que vestía de púrpura y lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y había un pobre, llamado Lázaro, cubierto de llagas y echado a la puerta del rico, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas."
Lucas 16, 19-21


Señor mío y Dios mío: Desde luego no soy el rico, que algunos llaman Epulón, más tampoco soy Lázaro el mendigo. Y tú sabes que he ayudado en cuánto me ha sido posible, compartiendo ropa y alimentos, incluso muchos años he colaborado en Cáritas parroquial, dando todo lo posible de mi tiempo. 
Pero hoy me has llamado suavemente al corazón y reconozco que, a veces a la puerta de la Parroquia he visto familias durmiendo en la vereda, otras veces hombres o mujeres solos, desamparados y no me he acercado a darles lo único que puedo, que es mi afecto solidario, una palabra gentil, una sonrisa de aliento. 
¡Oh Señor! perdóname por no saber verte, por pasar a tu lado de prisa y con la mirada ciega a tu presencia; dame, Dulce Jesús, la gracia de tener de ahora en adelante, siempre presente esas palabras tuyas que siempre repetimos, golpeándonos el pecho aunque al final no hacemos nada efectivo: "Yo os digo que todo lo que hicisteis al más pequeño de mis hermanos, a Mí me lo habéis hecho".
Recuérdame constantemente que, si bien te necesito, Tú también me necesitas en los hermanos. Que no soy tan pobre para no tener un saludo cariñoso, una oración suplicante, una sonrisa a flor de labios, para ellos, tus amados pobres entre los pobres. Amén.






No hay comentarios:

Publicar un comentario